Seguramente haya 1001 colores para este clásico del diseño, pero no, yo no voy a presentar 1001 opciones, aunque la idea es contarles un poco acerca de este modelito que a mi me encanta y mostrar diferentes opciones de como usarlo e integrarlo a la decoración de hoy.

Siempre tuve la fantasía de tener un gran sillón Chesterfield de dos o tres cuerpos en cuero marrón clarito. No se porque será que me despierta admiración y buen gusto este diseño que data del silgo XVIII o XIX. Lo cierto es que el sueño se queda en instancia de fantasía y por ahora me conformo con un sillón recto de 2 cuerpos con unos asientos mulliditos… Tal vez algún día…
El modelo fue encargado a un ebanista por el conde de Chesterfield y su uso estaba pensado para los clubes de señores. Sí, un concepto muy machista para transitar este siglo. Pero el sillón da revancha en versiones rosa, turquesa, mint, etc. Y también en otros géneros que hacen que no sea tan caro como en su versión original de cuero.


Si bien hay varias versiones de este modelo, el original presenta algunas características que tienen un porque. En primer lugar el verdadero chester tiene los brazos y el respaldo a la misma altura, esto se debe a que lo que se buscó al diseñarlo fue que los “señores” pudieran mantener una postura erguida al sentarse al conversar (como era lo apropiado).
Los brazos son en forma de voluta con un desarrollo de los mismos en forma recta desde que comienza arriba de la pata de madera, que es en forma de bolla o torneada.


Lo que más se destaca de este sofá es que con él se creo la técnica del capitoné. Tanto respaldo y brazos están realizados de esta manera. La misma consiste en un tipo de tapizado en el que se tensa la tela o el cuero haciéndolo pasar de lado a lado mediante cordeles. Como terminación se coloca un botón del mismo género para cubrir el cordel que está tensando.
Otra característica es la utilización de tachas que le dan un toque distintivo a este modelo.


Las versiones aggiornadas del Chesterfield tienen algunas variaciones estéticas. Así es como se pueden ver los brazos levemente abiertos hacia afuera, o el reemplazo de los almohadones del asiento originalmente compartimentados, por uno sólo que también puede estar hecho con la técnica del capitoné.
Con los cambios adecuados éste es un sofá que se adapta a muchos estilos decorativos. Particularmente me encanta como queda en ambientaciones del tipo industrial. Ni hablar si encima se trata de un loft de techos bien altos ambientado de esa manera.


¡Inclusive se confeccionan versiones de este modelo con técnica de patchwork!


¡Aunque yo me sigo quedando con mi soñado modelo marrón clarito en cuero como el de la foto de abajo!

Eso es todo por hoy y espero lo hayan disfrutado 🙂
¡Besos y hasta el post que viene!
Si! no hay con qué darle al último! divino!!
Mi preferido… Quiero!!!! 😀